El sufijo -uco se anexiona al final de los nombres (también llamados sustantivos) con la finalidad, por parte del hablante, de otorgarle a la palabra una connotación negativa, que empeora la calidad del objeto que representa. Así pues, si yo, como sujeto que vive en esta realidad, voy a un sitio, donde hay una ventana de recepción, y al percibirla con mis sentidos, veo que dicha ventana de recepción no cumple con mis stándares de calidad, o con la representación que yo tengo en mi cabeza de lo que debería ser una ventanilla de recepción, entonces, no digo ventana, sino ventanuco, y así, de esta forma, le indico a mi interlocutor que lo que se va a encontrar, o lo que yo he visto, no es una ventana de recepción normal, sino que es más ‘cutre’, más ‘trapera’, de menor calidad


















Add Comment