Análisis de la frecuencia de marcadores

Primeramente, la primera generalización que se puede obtener del análisis de las tablas es que hay una frecuencia de los fenómenos estudiados (y por tanto de uso de piezas léxicas en su favor) mucho más alta en la parte informal que en la formal del corpus.
En segundo lugar, como ya se ha advertido solo vamos a comentar brevemente algunas informaciones de cada fenómeno. Con cual, a partir de ahora, cada párrafo del análisis se corresponderá con un fenómeno pragmático y sus diferentes valores o subtipos.
Si comenzamos analizando los datos de frecuencia de los marcadores del discurso de las operaciones discursivas cabe destacar tres ideas. La primera es que hay operaciones que son eminentemente orales, como son las que se ocupan de finalizar el discuros (y punto) o de atenuar la transición de una secuencia temática a otra (indefinite transitional end, y nada, pues eso, pues nada). En segundo lugar, cabe mencionar que hay un predominio de los marcadores del discurso encargados de la ordenación textual en la parte formal frente a la parte informal. Esto confirmaría las reflexiones del J. Portolés en torno a la idea de que hay marcadores que necesitan un tratamiento mayor de la memoria a corto plazo, algo que solo se puede conseguir cuando se han interiorizado los mecanismos cognitivos procedentes de la escritura. El uso de los ordenadores implica una conciencia discursiva metaforizada en partes, mientras que los textos orales prefieren ir aportando la información recurriendo a recursos de unión de menor alcance textual. En tercer lugar, hay operaciones discursivas como la reformulación en donde se ve claramente una especialización de marcadores que se prefieren para lo oral, como es el caso de o sea que presenta 562 ocurrencias en la parte informal y 142 en la parte formal, o los marcadores es decir, digamos, esto es cuyas frecuencias lo sitúan más dentro de lo formal. Podemos hacer lo mismo para todas los valores, pero creemos que el caso de la reformulación puede ser un ejemplo suficiente para ilustrar cómo se pueden leer las tablas. En último lugar, destacaremos comportamientos interesantes de los marcadores de consecuencia, en los que los conectores pues y entonces parecen ser los elegidos por la modalidad oral para expresar la consecuencia, con una diferencia de uso de 2174 frente a 1063 ocurrencias en la parte formal (más influida por la modalidad escrita), que prefiere otros marcadores como por lo cual, con lo cual, por lo tanto o por tanto.
En lo que respecta a las palabras que codifican evaluaciones emocionales positivas, negativas o de sorpresa, lo primero que debemos decir es que estos tres valores se dan con más frecuencia en la parte informal que en la formal, y que dentro de cada uno de ellos, las evaluaciones negativas tienen en la parte formal una tasa más elevada que la expresión de evaluaciones positivas y la sorpresa, la cual es eminentemente informal. Estos datos pueden ser muy interesantes en los futuros estudios contrastivos con otras lenguas, en lo que a la verbalización de emociones a través de estas palabras se refieren, y pueden contribuir a definir quizás más concretamente la famosa cortesía positiva de la cultura española frente a otras culturas.
Siguiendo con las cuestiones sociales, pasemos a estudiar los resultados de las operaciones de intensificación, atenuación e interacción. Aquí también como hemos señalado hay un mayor número de ocurrencias en los textos no planificados que en los formales. Pero dentro de esta generalización, como en el caso de las operaciones discursivas, hay perfiles de marcadores del discurso que son netamente orales, y con altísimas frecuencias de uso, como es el caso de bueno, claro, vale, sabes?,sí?, no? venga, y nada, etc.; mientras que hay marcadores que como obviamente, lógicamente, en absoluto, indudablemente o naturalmente que tienen una presencia mayor en el género formal. Aparte de esto, destaquemos la frecuencia de uso prácticamente igualada en las dos partes en el caso de marcadores como de hecho, que en principio, haciendo caso de mi competencia lingüística, hubiera apostado por una mayor frecuencia en el género formal. Lo mismo ocurre con marcadores como eh?, en absoluto, por supuesto y, en menor medida, realmente.
Pasemos de largo sobre los valores de evidencialidad y actos de habla, ya que es una tipología que deberá ampliarse en el futuro, ya que los datos de frecuencia no son relevantes respecto de nada, ya que también hay actos de habla en los enunciados que no hemos marcado, y marcas de evidencialidad sintácticas que no están reflejadas en la anotación, con lo que los datos en estos valores de momento no presentan, a efectos de lo breve del comentario, una relevancia mayor.
Terminemos este apartado con las cifras de frecuencia de dos marcadores que en el etiquetado, pese a su posible carácter polémico, han sido etiquetados como deícticos, y que guardan bastante semejanza de significado; dichos marcadores son a ver y vamos a ver; ya en otras ocasiones se ha apuntado que estos marcadores presentan diferencias de registro. En las tablas del corpus podemos consultar que el marcador a ver aparece 68 veces en la parte informal del corpus, frente a 22 veces en la parte formal; mientras que en el caso de vamos a ver encontramos una frecuencia menor y más igualada en los dos partes: 25 veces en informal y 26 veces en la parte formal. Sirva este pequeño apunte que se extenderá en una publicación en el futuro, para reforzar la idea de que es bastante posible que la diferencia entre uno y otro marcador sea fundamentalmente sociolingüística.
Una vez terminado este breve análisis de los resultados, que no hemos hecho más amplio por razones de espacio, pasemos a cerrar el capítulo.

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