Diferencias entre o sea y bueno

O sea y bueno son marcadores diferentes porque reformular y atenuar son operaciones que también lo son. En el primer caso, una realidad se expresa en términos de otra, que en principio se considera más relevante o más cortés; en el segundo caso, en el de bueno, se presenta una realidad (aunque en el caso de bueno principio de discurso esta realidad no sería verbal) y luego se atenúa.

Bueno une dos proposiciones diferentes que se intentan compatibilizar. Estas dos proposiciones pueden estar relacionadas semánticamente y también pueden ser completamente diferentes, que es lo que pasa cuando bueno se utiliza para cambiar de tema. En cambio, los enunciados unidos por o sea mantienen otra relación. Para empezar, ambos se refieren al mismo mundo semántico, por eso con o sea no se puede cambiar de tema. O sea tiene la capacidad de anular la proposición del primer enunciado pero bueno no puede hacer esto, precisamente porque su significado original es el de consentimiento, y consentir implica aceptar la proposición existente en el enunciado anterior. En el caso de o sea el enunciado siguiente transforma la realidad del anterior, bueno en cambio da por buena la realidad del primer enunciado y luego se dispone a modificarlo en el caso de que no se esté de acuerdo, o a aceptarlo sin más, o a cambiar de tema[1].

Ahora, volvamos al ejemplo (4):

(29) *GEM: / a mí no me podéis <emborrachar> …

*ANA: [<] <bueno / un> poquito sí //

A continuación, observemos qué ocurriría si pusiéramos o sea en este mismo contexto:

(30) # *GEM: / a mí no me podéis <emborrachar> …

*ANA: [<] <o sea / un> poquito sí //

Como sabemos, el símbolo # del ejemplo (6) no indica agramaticalidad sino dificultad de procesamiento; esto es, no hay contextos imposibles sino mayor o menor coste de procesamiento a la hora de encontrar un contexto en el que el enunciado sea relevante o posible. Así pues, en el caso de que el marcador o sea estuviera en este contexto, se entendería que ANA reformula la visión de la realidad de GEM, y esto puede considerarse descortés, en tanto que afectaría a su imagen negativa, es decir, se atentaría contra la elección del hablante a no beber. Solamente en un contexto de extrema confianza este enunciado sería posible; una situación en la que se permitiera esa intromisión o no se tuvieran en cuenta los efectos ilocutivos de esa reformulación. Es por eso que se prefiere bueno para estos casos, porque como ya hemos explicado, con bueno el hablante puede manifestar una postura contraria a su interlocutor sin necesidad de negar su punto de vista o sin contradecirlo al menos aparentemente, esto es, en el nivel puramente discursivo.


[1] No hemos hecho referencia en este estudio al uso de bueno como interjección, y que algunos autores como Velarde y Briz en Martín & Montolío (coords.), 1988 destacan como la función expresiva del bueno. En casos del tipo:

(1) buenoooo / quién está aquí //

(2) bueno bueno bueno / lo que ha pasado //En estos casos, en los que bueno se puede ver como una interjección con la que el hablante expresa o bien el estado de ánimo que le produce lo que va a contar a continuación como en el caso de (2) o bien un juicio sobre la secuencia anterior (1).

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