Relación entre Gramática y Pragmática, Semántica y Pragmática, y Pragmática y otras ciencias

Primero de todo, debemos decir que la bibliografía en torno a esta cuestión es muy extensa, lo cual indica la enorme preocupación que existe dentro de esta comunidad científica por delimitar estos campos; hecho que, dicho sea de paso, puede tener sus consecuencias en la financiación de proyectos de investigación y en la representación a nivel departamental de esta disciplina dentro del darwiniano mundo de la universidad. No obstante, advierto al lector de que pasaré superficialmente sobre esta cuestión, ya que en este caso, como en la mayoría, es imposible enunciar una opinión si previamente uno no se posiciona, ideológicamente hablando, dentro de una corriente determinada.
Respecto de las relaciones entre Gramática y Pragmática, de nuevo también en esta ocasión, los marcos teóricos nos ofrecen un amplio abanico de posibilidades. Una de las cuestiones más relevantes que se trata es la de si considerar a la Pragmática como un módulo de la gramática, a la altura de la sintaxis, el léxico o la semántica, o bien, considerarla, una dimensión de estudio, como de hecho son partidarios conocidos pragmatistas en España como Portolés, Reyes y Fuentes .
En lo que respecta a esta cuestión, nos gustaría destacar aquí que los últimos estudios desarrollados en Neurociencia defienden que, en términos biológicos, hay aspectos del lenguaje que van más allá de la gramática y que implican a otras regiones del cerebro diferentes a las tradicionalmente asociadas al lenguaje (Broca y Wernicke), como por ejemplo, las zonas dedicadas al razonamiento social y personal o a la cognición social, donde en concreto se concentra la habilidad para hacer hipótesis sobre las intenciones y las disposiciones de los otros. Así pues, las áreas del cerebro identificadas por los neurólogos para las funciones sociales pueden ser las mismas que se usan a la hora de decidir qué decir y cómo decirlo en una situación comunicativa .
En cuanto a la relación entre Semántica y Pragmática, insistimos en que, dependiendo del marco teórico al que nos acojamos, la posición cambiará. En principio, la postura clásica, establecida por Gazdar en su famosa ecuación (pragmática es igual al significado menos condiciones de verdad) la pragmática se ocuparía de los sentidos contextualmente condicionados que se añaden al significado puramente lingüísticos fruto de la gramática de una lengua. Pero a partir de aquí hay posiciones que cada vez proponen versiones más abarcadoras de la disciplina. Leech define la Pragmática como el estudio del significado de los enunciados, y a la semántica, como el estudio del significado de las oraciones. Normalmente se utiliza el término Pragmática radical (Radical Pragmatics) para designar a aquellos pragmatistas que defienden que muchos fenómenos que hasta la fecha se habían considerado semánticos en el fondo eran de naturaleza pragmática. La teoría de la Relevancia, que pasaremos a explicar un poco más abajo, defiende que la Pragmática se ocupa de la capacidad de la mente que permite crear significados a partir del contexto. En España, José Portolés y Martín Zorraquino ( y ) defienden una Pragmática integrada dentro de la semántica, y se acogen a los descubrimientos de la teoría de la argumentación para justificar que la continuación de un discurso no se debe exclusivamente a motivos contextuales o de conocimiento del mundo, sino que está lingüísticamente condicionada. Así por ejemplo, tal y como explica Portolés en , los operadores meliorativos y peliorativos tales como desgraciadamente o afortunadamente, determinan la consecución de los enunciados posteriores. De modo que, siguiendo un ejemplo suyo, un enunciado como Rodríguez solo es director general tiene un abanico amplio de inferencias, cuyas posibilidades de interpretación se ven reducidas si añado un operador del tipo: Gracias a dios, Rodríguez solo es director general. Según este autor, el uso de este operador fuerza un contexto, un marco de interpretación, de tal manera que, como veremos más adelante, solo unos conocimientos implícitos y no otros podrán aplicarse.
Por último, encontramos las concepciones de la Pragmática procedentes de la Enseñaza de Lenguas Extranjeras; la cuales amplían tanto el objeto de análisis de la Pragmática que, en palabras de J. Portolés, terminan por convertirla en una disciplina extremadamente abarcadora. Veamos cuál es la posición de este autor al respecto:

En ciertos ámbitos, se ha favorecido la identificación del estudio de la competencia comunicativa de una lengua con la Pragmática y se habla de competencia pragmática. El problema que presenta para la Lingüística esta competencia pragmática reside en que muchos fenómenos que le interesan a la competencia comunicativa tienen más que ver con el antropólogo o el sociólogo que con el lingüista. Si se amplía la pragmática hasta identificarla con el estudio de la competencia comunicativa, creo que habría que dar un paso atrás y distinguir entre una pragmática propiamente lingüística y otra que fuera objeto de sociólogos, psicólogos o antropólogos.

Los fenómenos que vamos a etiquetar en nuestro corpus se situarían en la interfaz entre Semántica y Pragmática. Algunos de ellos, como la evidencialidad, entrarían, académicamente hablando, dentro de la Semántica; no obstante, la Pragmática también es una parcela de investigación donde se estudian fenómenos de los que la Gramática tradicional no había dado cuenta hasta el momento como, por ejemplo, la explicación del significado de ciertas partículas como las interjecciones, o los marcadores del discurso. En este sentido, los pragmatistas coinciden generalmente en señalar dos ideas, de las cuales han surgido terrenos de investigación propios y característicos de la pragmática. Dichas ideas son, en primer lugar, la crítica al generativismo y al estructuralismo los cuales la acusaban al principio de usar criterios pretendidamente extralingüísticos por quedarse en el nivel de la oración y explicar el código pero no el uso de la lengua, y en segundo lugar, la crítica a la Gramática tradicional en general y a la Semántica en particular, por ignorar fenómenos del significado como la modalidad, la enunciación o la polifonía .

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