La codificación verbal de las emociones

La palabra emoción viene del latín emotio, que significa el impulso que induce la acción. En buena parte de la tradición filosófica, las dimensiones de la experiencia cognitiva intelectual o racional fueron consideradas separadas y superiores a la emocional o sentimental. Paralelamente se estableció que el conocimiento y la razón pertenecen al hombre mientras que las emociones y los sentimientos a la mujer. Actualmente, hay un acuerdo en todas las disciplinas para rechazar esta falsa dicotomía (emoción vs. razón). La Psicología, la Neurolingüística y la IA están muy interesadas en saber más cosas de las emociones, ya que estás juegan un papel fundamental en la toma de decisiones en la vida cotidiana, en el almacenamiento y evocación de memorias y en la comunicación entre mundo externo e interno . Desde la IA, los investigadores que se han interesado en las emociones proceden de las áreas de los sistemas de diálogo hombre-máquina y del diseño de sistemas expertos. Ambos coinciden en la necesidad de tomar en cuenta las emociones como un dato para limitar las infinitas alternativas posibles de la elección racional .
En este trabajo, estamos interesados en la relación entre lenguaje y emoción. La Psicología reconoce que tanto el lenguaje como las emociones son los dos sistemas de comunicación del ser humano por excelencia; sin embargo, existen en su tradición pocos estudios que intenten analizar cómo estos dos sistemas de comunicación interactúan entre sí . Desde La Psicología de las Emociones, estas han sido estudiadas a través de las expresiones faciales y a través del lenguaje gestual.
De la tradición de estudios filosóficos y psicológicos, lo que más nos interesa es la tipología de emociones básicas que se ha esbozado. Entre las fuentes consultadas, los estudios coinciden en señalar las siguientes emociones: la alegría, la ira, la tristeza y el miedo . Algunos incluyen además el pánico y el disgusto .
Por otra parte, tampoco debemos dejar de citar las reflexiones en torno a la expresión lingüística de las emociones que se han hecho en la Sociología o la Antropología, y que, en definitiva, inciden en la idea de que el lenguaje convencionaliza la expresión de las emociones, y las normas culturales y sociales se encargan de regular la expresión de las mismas 1.
Desde la Lingüística, las emociones tradicionalmente se han abordado a través del estudio del paralenguaje, la prosodia y la interjección. Desgraciadamente, nuestro corpus no goza de un rico sistema de marcas prosódicas, y solo diferencia unidades tonales y enunciados, como ya hemos señalado; no marca, por tanto, entonación ascendente, descendente o sostenida, ni tampoco las palabras que se pronuncian con un énfasis especial; de hecho, la entonación exclamativa no se marca, con lo que no podremos abordar este tema en este nivel del lenguaje a partir del cual se podría estudiar cómo la prosodia codifica estados emocionales. Por contrapartida, donde sí podemos analizar la expresión de las emociones es a través de la interjección y otras formas lexicalizadas.
Desafortunadamente, buena parte de los estudios consultados sobre la interjección se ocupan en gran medida del estatus gramatical de dicha categoría. Debate que no vamos a tratar en este trabajo, ya que no forma parte de los objetivos de la investigación. No obstante, la Pragmática ha dado un nuevo impulso a la explicación semántica de la interjección. Entre las aportaciones más importantes de estos nuevos marcos de análisis, está la concepción de estas partículas, primero, como partículas de modalidad, esto es, formas de expresión de la actitud del hablante respecto de lo enunciado, y segundo, como agentes restrictores de las inferencias contextuales a las que conduce un enunciado 2 . Veamos el siguiente ejemplo:

  1. Zapatero ha ganado otra vez las elecciones.
    1. Vaya por dios
    2. ¡Hurra!
    3. ¡Qué fuerte!

Como se puede observar, no solamente es importante el contenido proposicional de un enunciado, del cual las interjecciones no nos dicen absolutamente nada, sino también el estado emocional que la verdad o falsedad del mismo produce en los participantes de la interacción: disgusto en (a), alegría en (b) o sorpresa en (c).
Sirva este ejemplo para constatar, primero, la importancia que tienen esta clase de palabras en la comunicación, y, segundo, la necesidad de profundizar en su significado, distribución, y dimensiones cognitiva, social y cultural.
Lamentablemente, a pesar de los avances señalados en esta materia, no encontramos estudios globales sobre cuántas interjecciones hay en español, y qué significa exactamente cada una de ellas. Las tipologías encontradas se centran en el contenido que dichas partículas codifican, el cual no es solo de naturaleza emocional, sino también de naturaleza deíctica (¡cuidado!) , interactiva o fática (oye) e ilocutiva, esto es, codifican acciones (¡vamos allá!) . Sin embargo, no encontramos estudios sistemáticos sobre las interjecciones, ya que la mayoría de los autores consultados terminan alegando que su significado último viene condicionado por el contexto .
En Inteligencia Artificial, ya existen proyectos de investigación orientados al reconocimiento de los estados emocionales de los hablantes, especialmente de los estados negativos, ya que el reconocimiento de los mismos puede ser una pista sobre el éxito o fracaso de la comunicación, de modo que el sistema pueda desarrollar estrategias de redireccionamiento en sus acciones .
Así pues, para resumir lo dicho hasta ahora, existen bastantes parcelas de conocimiento interesadas en el estudio de las emociones, por su trascendencia en el razonamiento y en la comunicación; sin embargo, hay problemas para analizarlas desde un punto de vista empírico. La Lingüística hasta ahora ha profundizado un poco más en el significado de la categoría expresadora de emociones por excelencia, que es la interjección, aunque dicha categoría no solo exprese emociones como ya hemos señalado; no obstante, la ambigüedad contextual en la interpretación de su significado y el hecho de que no tengan un referente claro, sino más bien tipos de situaciones asociadas a su aparición , impide una descripción clara y concisa de su semántica que pueda ser útil a los no lingüistas como, por ejemplo, los ingenieros o los profesores de lenguas.
Con nuestra propuesta, llegamos a un compromiso entre la búsqueda de simplicidad de las exigencias del punto de vista computacional y el relativismo basado en la riqueza de significados o valores que podemos diferenciar desde un punto de vista lingüístico. Vamos a anotar las categorías que expresen una evaluación de la realidad en términos positivos o negativos o de sorpresa: los adverbios lamentablemente y afortunadamente y el sintagma exclamativo pero qué me estás contando ejemplificarían los tres tipos.
Esta medida simplificadora no impide que la clasificación de las interjecciones y expresiones emocionales siga siendo ambigua. Por ejemplo, la interjección ¡joder! puede codificar una emoción negativa ante un estímulo, pero, en algunos casos, también puede implicar euforia o sorpresa. En nuestro etiquetado, puede tener por tanto los tres valores y se desambiguará manualmente cuál es cuál según el contexto de realización, ya que no nos podemos ayudar de la prosodia, la cual sería en este caso de una gran ayuda. De todas formas, ya veremos en el capítulo de la clasificación semántica de las unidades pragmáticas del corpus hasta qué punto se reduce así el problema de la ambigüedad de valores en el significado de estas palabras.
Las categorías gramaticales encargadas de llevar a cabo la expresión de las emociones localizadas en nuestro corpus han sido las siguientes: interjecciones y adverbios oracionales, construcciones exclamativas como, por ejemplo, qué guay, adjetivos como chévere y sintagmas preposicionales como de puta madre.
Algunos ejemplos de formas lingüísticas en las que se materializan esta operación son: afortunadamente, desgraciadamente, ¡yeah!, ole, bravo, guay, etc.
En la formalización del sistema de anotación a lenguaje XML, hemos abierto un campo para las emociones que se ha codificado con el atributo ED y que puede adoptar tres valores: positivo, negativo3 o sorpresa4. A continuación presentamos un ejemplo de una forma léxica de C-Oral-Rom con significado emocional en formato XML:

<DM FU="Loc" MET="No" DR="No" ED="Surprise" MOD="No" 
EVI="No" SA="No" DEX="No">¡madre del amor hermoso!</DM>

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