El radio de acción de los marcadores o sea y bueno: estudio contrastivo

Solo en Cortés (2005), estos dos marcadores se clasifican juntos como marcadores textuales de progresión temática que mantienen una relación jerárquica unidireccional con los enunciados que conectan, esto es, reformuladores que a su vez se clasifican, según sus usos, en rectificadores (no parafrásticos) y parafrásticos. En el resto de la bibliografía consultada se estudian por separado, pero en todos se atiende al uso rectificador de bueno, uso compartido con el reformulador o sea.

Ahora, volvamos al ejemplo de contexto compartido de la introducción:

(7) *PIL: / [<] <pasado> alguien / &eh / de la piel algo // alguna enfermedad // y yo pues yo no me ha &acu [/] yo no / digo / que yo sepa no // digo yo de &peque / bueno / hace ya muchos años / tuve / como unos hongos /

En (7), se reformula un sintagma del enunciado anterior; el hablante autorregula su discurso y cambia el segmento de &de peque por hace muchos años. Fijémonos que la estructura sintáctica del enunciado sería la misma:

(8) de pequeña tuve unos hongos

(9) hace ya muchos años tuve unos hongos.

El cambio se produce en el plano léxico a nivel intraoracional, aunque hay autores que defienden que la reformulación es una operación que actúa en el nivel enunciativo[1] (Fuentes, 1995). En cualquier caso, de todas formas siempre estaríamos moviéndonos en el nivel locutivo. Y esta clase de contextos son los que hacen que bueno se clasifique como un reformulador con función rectificadora.

Sin embargo, si hemos definido o sea como un reformulador y bueno como un atenuante, no podemos concluir que en ciertos contextos y solo en esos, como si fuera una excepción a la regla, bueno funciona como un reformulador, al igual que o sea. Los marcadores deben explicarse desde sus significados originales, y partiendo de allí, también deberíamos poder explicar las diferencias semánticas entre un marcador discursivo y otro:

(10) *VIS: y luego en la otra habitación / no tiene alcoba ninguna ?

*MAR: no // lo <tienen vacío> //

*VIS: [<] <o sea que no> se puede quedar nadie allí a dormir ?

%alt: (6) pue

*MAR: no // no tiene / alcoba puesta //

(efamdl06)

En este ejemplo, o sea estaría funcionando en el nivel pragmático, aquel en el que Félix-Brasdefer señaló que tenía un valor conclusivo y explicativo. También se ha destacado para este tipo de contextos que o sea es un explicitador de inferencias: el hablante hace relevante la información anterior sacando una conclusión o explicitando un razonamiento o deducción sugerido por el enunciado precedente. En este contexto no es intercambiable por bueno.

Parece entonces que los contextos en los que o sea y bueno son intercambiables son aquellos en los que actúan en el nivel de la proposición.

A continuación estudiemos el siguiente ejemplo:

(11)*HEL: [<] < xxx // > pues ésta / nos ha costado [/] nos ha costado muy poquito // si es que / esto / de las chorraditas … bueno / hay chorraditas que cuestan un mogollón //

*CRI: los calzoncillos no son baratos / eh ?

(efamdl28)

En (11), la sustitución por o sea resulta más difícil de procesar en términos de coste-beneficio. No obstante, centremos nuestra atención en la prosodia. Bueno ya no está conectando dos sintagmas dentro de lo que se podría considerar una misma utterance, como en el ejemplo anterior, sino que está uniendo dos utterances, a saber:

(12) si es que / esto / de las chorraditas …

(13) hay chorraditas que cuestan un mogollón //

Veamos cómo se facilita la permutabilidad, y por tanto, cómo los valores de estos marcadores se acercan si se encuentran dentro de la misma utterance:

(14)*HEL: [<] <xxx> // pues ésta / nos ha costado [/] nos ha costado muy poquito // si es que / esto / de las chorraditas / bueno / hay chorraditas que cuestan un mogollón //

(15)*HEL: [<] <xxx> // pues ésta / nos ha costado [/] nos ha costado muy poquito // si es que / esto / de las chorraditas / o sea / hay chorraditas que cuestan un mogollón //

Por tanto, podemos concluir que dependiendo de la posición sintáctica (o si se quiere de la posición discursiva) y de la prosodia, estos operadores de modalización varían en sus valores semánticos. A medida que el radio de acción (en el sentido de las realidades que conectan) es más abstracto, por ejemplo, a comienzo o a final de turno, el proceso de gramaticalización de estos marcadores es mayor, sus valores se vuelven más textuales y las diferencias de significado entre o sea y bueno se hacen más evidentes, como podremos observar en los dos apartados que vienen a continuación.


[1] Fuentes (1995): “Estamos en el campo de la reformulación: explicar, corregir, resumir, concluir, ejemplificar, etc.; relaciones hasta ahora no conocidas entre las oraciones, porque lo que se reformula es un acto de decir. Reformular ya supone una enunciación nueva, una revisión de lo anterior, y por lo tanto es una relación entre enunciados completos, no entre segmentos abstractos u oraciones.” Pero la autora también señala en Fuentes (1993) que “la reformulación supone una equivalencia de dos enunciados […] esos dos enunciados igualados, pueden estar compuestos por una oración, un sintagma o una lexía, que son los que pueden entrar en correlación.”

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