Descripción
“La peste”, como obra, encierra muchos niveles de significación. Tras la espantosa enfermedad que sufren sus habitantes se encuentra todo un conglomerado de reflexiones que van desde la libertad del hombre hasta la religión pasando por la relación entre el hombre y su prójimo.
En relación con lo que acabamos de decir, podríamos enfocar a la peste, ahora entendida como enfermedad, como la causa que saca al hombre de la inercia del día a día y le obliga a pensar sobre su situación, sus sentimientos y sus acciones, precisamente porque ahora se ve privado de ellas. La epidemia hace que el hombre defienda con más fuerza sus intereses, y, sin embargo, en personajes como Rambert nace el debate sobre lo que es más importante: si satisfacer los deseos de cada uno, es decir, reunirse con la persona amada; o bien, el otro, el que necesita su ayuda. Legados a este punto nos damos cuenta de que desde que se reconoce la enfermedad los habitantes oscilarán entre el el tú y el yo; en algunos el sentimiento de egoísmo se recrudecerá aún más a medida que avanza la historia, llegando hasta el extremo de tomarse la justicia por su mano ( intentan salir de la ciudad, provocan incendios,etc.); en otros, por el contrario, se refuerza el sentimiento de solidaridad, es el caso del doctor Rieux, de Tarrou…
La peste es, por lo tanto, símbolo de opresión, impide que la gente haga lo que le apetezca; pero, además, su aparición supuso que afloraran sentimientos negativos o positivos que antes pasaban desapercibidos al esconderse bajo lo la rutina de las costumbres. Recordemos la descripción que hace el cronista de la ciudad al principio de la historia. Dentro de los negativos el más miserable es el de Cotteau, ya que se alegra de la llegada de una desgracia de estas características simplemente porque le protege de los pleitos que tiene pendiente con la ley, cegado por su propio interés no se da cuenta de lo que está pasando y es incapaz de pensar en otra cosa que él mismo, sólo de esta forma se explica su excelente buen humor en los momentos en los que la enfermedad azota con más violencia. Pero, a pesar de este personaje que es un caso aparte, poco a poco, nos vamos dando cuenta de que los habitantes van evolucionando, se olvidan de sí mismos y de las necesidades que les asaltaban y les hacía replegarse sobre ellos mismos:”todo consistía en renunciar a lo que había en ellos de más personal”. Esta renuncia a su individualidad les lleva a valorar el presente de una forma absoluta, a vivir al día porque no se puede ir más allá: “la peste nos había quitado la posibilidad de amor incluso de amistad. Pues el amor exige un poco de porvenir y para nosotros no había ya más que instantes”. La participación del padre Panafloux en las labores de lucha contra la peste demuestra que la enfermedad por fin se ha convertido en cosa de todos, dejando a un lado formas de pensar y prejuicios para unirse en un solo haz de lucha por la defensa de la vida.
Por otra parte, está el tema de la religión. El primer sermón del padre Panafloux pone en tela de juicio el valor de la vida humana: si, supuestamente, la peste es un castigo que retirado la mirada de los hombres de esta vida inútil para fijarlos en la tra, en la verdadera, no merece la pena luchar por mantener ésta,, y en consecuencia, la labor del doctor es inútil porque no hace más que retrasar la llegada de los hombres al paraíso celestial.
Sinceramente, pienso que el libro nos manda un mensaje completamente distinto. Es la postura del doctor la que esta obra está defendiendo. En el pensamiento de doctor está presente la idea del absurdo que ya vimos en otras obras anteriores a Camus, el extrajero por ejemplo, y sin embargo, hay en la actitud de este personaje algo nuevo que los otros no tenían y es la determinación de luchar contra la muerte. Tras un período de reflexión en el que piensa en la muerte como en el algo abstracto se sacude esta pasividad y adopta una actitud activa ante los hechos (Prados 1997). Es decir: no sé qué hacemos aquí, ni tampoco sé para qué hemos nacido; pero a pesar de todo ello la vida humana es lo más importante y voy a luchar por salvarla, pero no con heroicismo, ni tampoco con santidad, sino con la humildad de mis posibilidades y la perseverancia del día a día. Analizar el segundo sermón del padre después de presenciar la muerte del niño.
Por otro lado, está la descripción de la muerte como si se tratase de la cosa más normal del mundo. Es más, cuanto más numerosa no es más alarmante, sino más monótona, desaparece todo dramatismo.
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