En el lenguaje de poligonera, la diferencia entre gay y maricón tiene un sesgo de clase en los usos lingüísticos del español de barrio. Cuando te refieres a un homosexual con la palabra gay, significa que este homosexual es una persona culta. Si te refieres a él con la palabra ‘maricón’, significa que el sujeto de esta etiqueta es de clase obrera. Este es un ejemplo de cómo las clase social no dominante compra los marcos de pensamiento generados desde posición de poder. De tal forma que así como no es igual una persona de etnia gitana con dinero que otra, sin él. En este caso, un diseñador de moda puede ser gay y, en todo caso, ‘mariquita’; pero nunca será ‘maricón’; puesto que este último vocablo tiene una connotación punitiva, en el sentido de que se castiga al ‘albañil’, al ‘fontanero’ que es homosexual, ya que supone una traición al marco de macho alfa que viene acompañando tradicionalmente a este tipo de profesiones.
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